Hoy, mientras me perdía en mis pensamientos habituales llena de ideas inusuales a veces alocadas… Me preguntaba cómo sería si tuviera un «Mini Yo» de IA, una especie de alter ego digital que manejara todos esos detalles diarios: correos, chats, documentos. Imagina tener un asistente que conoce tus hábitos, tus gustos, casi como si fuera parte de ti. Ya estaba pensando como (aunque fuera de manera manual en un primer momento) ingresar todos los emails, whatsapp y probar por ejemplo con un GPTs.. Creando y soñando despierto. 🤔
Como emprendedor, autónomo y como muchos otros generes de empresa te visualizas como ese «hombre orquesta», tocando todos los instrumentos de mis proyectos. La idea de tener un clon, alguien que lleve una parte de la carga, ha sido un sueño recurrente. Pero aquí es donde se torna interesante. Mientras daba vueltas a esta idea, me topé con algo llamado Delphi.ai. No era exactamente lo que imaginaba, pero se sentía como un guiño del universo, un recordatorio de que estas ideas futuristas están flotando en el aire, listas para ser capturadas.
De todas maneras, he de reconocer, que aunque todavía no tengo ese «Mini Yo» tecnológico (aunque imagino que no quedará mucho para ello), he tenido la suerte de contar con compañeros increíbles en mis proyectos 🥰. Cada uno de ellos ha aportado algo único, formando un equipo que, en cierto modo, ha sido mi «Mini Yo» colectivo. Cada uno aportando sus fortalezas, compensando mis debilidades, y avanzando juntos hacia objetivos comunes.
«Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia».
Arthur C. Clarke.
Esta idea de los Mini Yo de IA se siente mágica, pero también increíblemente real y posible. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿estamos listos para esta fusión profunda con la tecnología, donde nuestras herramientas no solo sirven, sino que también comprenden y reflejan quiénes somos?
Estos pensamientos me dejan reflexionando sobre el futuro, sobre cómo la tecnología y las relaciones humanas se entrelazan de formas que apenas estamos empezando a comprender. Quizás el verdadero «Mini Yo» no sea una entidad digital, sino las conexiones y colaboraciones que construimos a lo largo del camino.
Pero si tuviera que diseñar ese mini yo, ese «miniyoia» (me gusta el nombre!, ¿estará libre el dominio?! jejeje siempre pienso lo mismo😅). Este asistente digital sería una herramienta revolucionaria para manejar esos trabajos recurrentes que a menudo consumen tanto tiempo y energía. Imagina tener alguien que responda a las incidencias de clientes con la misma empatía y eficiencia que tú. Este Mini Yo podría manejar preguntas y dudas frecuentes, esas que parecen repetirse una y otra vez, liberándome para concentrarme en las tareas que realmente requieren mi atención personal y creatividad.
Además, en el frenético mundo de los negocios y proyectos, este asistente personalizado podría ser el guardián de mi eficiencia. Se encargaría de organizar correos, filtrar información relevante, e incluso preparar respuestas preliminares para mis revisiones. En esencia, este Mini Yo IA no solo sería un reflejo de mi forma de pensar y resolver problemas, sino también un amplificador de mi capacidad para manejar múltiples tareas de forma simultánea, asegurando que nada se quede en el tintero.
Esta idea, por más futurista que parezca, me hace reflexionar sobre el potencial de la tecnología para mejorar no solo la productividad, sino también la calidad de nuestra vida laboral. Liberándonos de las tareas más mundanas y repetitivas, podríamos dedicar más tiempo a la innovación, la estrategia y, lo más importante, a fortalecer esas relaciones humanas que son el corazón de cualquier proyecto exitoso.
Interesante… Y yo iría comprando ese dominio ¡ya!